domingo, 18 de octubre de 2009

El sí de las niñas




Aquí os dejo algunas posibilidades de comentario crítica de la obra para que elaboréis el vuestro. No se trata de un corta pega sino que utilicéis lo que os parezca más interesante y le deis vuestro toque personal.
El sí de las niñas: valoración crítica.
Leandro Fernández de Moratín, escritor neoclásico, es un gran innovador de su tiempo. En “El sí de las niñas”, su obra magna, rompe una lanza a favor del amor verdadero.En su época (s.XVII), los matrimonios no entendían de sentimientos, sino que eran simplemente una imposición familiar. De aquí viene el drama de esta magnífica obra. Moratín, aparte de crear un libro de gran calidad literaria, intenta y desde luego consigue, hacer pensar, moralizar… lanzar un mensaje lleno de sentido y absolutamente necesario para con su contexto cronológico y social.Hombre de vasta cultura, Leandro Fernández de Moratín, fue un polifacético autor que se atrevió con varios géneros. Así, escribía poesía, prosa y ante todo, teatro. Con la comedia: “El sí de las niñas” Moratín quiere, sobretodo, educar. Para ello hace una fuerte crítica a las familias que se mueven por interés, así como a los jóvenes que aceptan el matrimonio para lograr la estabilidad económica deseada.En cuanto a contexto, tras el esplendor y la expresividad del teatro Barroco del siglo XVII se instala una nueva concepción artística, caracterizada por la contención. Se trata del Neoclasicismo del siglo XVIII. Así, el teatro Neoclásico, haciendo honor a su nombre, se ajusta a las normas clásicas. Una de éstas, muy relevante, es la observación de la regla de las tres unidades: de tiempo, de acción y de lugar. Además, busca moralizar y/o educar al público. Nos referimos a la época ilustrada, cuyo exponente literario es “El sí de las niñas”. En ésta, Leandro Fernández de Moratín transmite, a través de lo teatral, su crítica óptica acerca del amor por conveniencia. Al autor le debemos el haber sentado las bases del teatro español contemporáneo.En la época de la Ilustración, también conocida como Siglo de las Luces, la tendencia general es la de seguir los dictados no del corazón sino de la razón. Se creía firmemente en la evolución de la ciencia, en la cual hallamos muchas respuestas. De este modo, mirar la realidad con la cabeza fría implica también hacer una crítica a todas las creencias establecidas.Con respecto a la localización espacial, los hechos ocurren en un lugar concreto, en una posada de Alcalá de Henares. Dentro de esta posada, la acción se concentra en una sala de paso, en el primer piso. Se trata de un lugar espacioso, que consta de una escalera para bajar al piso de abajo. Y aunque casi todo ocurra en este lugar, la verdad es que se hacen referencias continuas a otros sitios y a anécdotas ocurridas allí como son los lugares de procedencia de los protagonistas.La localización temporal puede ser considerada como lineal. Todo empieza un día a las siete de la tarde y termina a las cinco de la mañana del día siguiente. Sin embargo, hay algún que otro flashback. Algunas retrospecciones, saltos al pasado, que sin duda, enriquecen la obra. Ejemplo de ello es, cuando el acto tercero, don Carlos cuenta cómo, cuándo y dónde conoció a Paquita.En cuanto a argumento, la joven Paquita ha recibido la formación de un convento de monjas de Guadalajara y no ha tenido la oportunidad, aún, de conocer el mundo. Es inocente e inexperta. Por parte de su madre, se encuentra destinada a un hombre mayor, don Diego. Pero Paquita está totalmente enamorada de don Carlos, un militar, sobrino del anciano. Todo esto sucede en una posada, a la que asiduamente acude don Carlos para evitar la boda de Paquita, sin conocer la verdad: que ésta está prometida con su propio tío. Pero cuando consigue enterarse de todo, don Carlos renuncia a su amor. No obstante, el anciano resulta ser un hombre de bien que acaba entendiendo a la joven pareja y entonces se acaba sacrificando por ello. Así, da su bendición a doña Francisca y a don Carlos, en contra de doña Irene y de su déspota voluntad.El tema que toca Moratín está muy en la línea de la mentalidad de entonces. Y es que retrata una de las tribulaciones de finales del siglo XVIII que es el extremo respeto que hay hacia las autoridades y las normas establecidas. También está el tópico del amor verdadero, en contraposición al amor interesado. Se cuestiona además el papel de la mujer en la sociedad. De hecho, en los artículos de prensa se expone el rol de la mujer en la familia, el acceso que tiene a la formación. Todo ello se exhibe en un momento histórico, el 23 de marzo de 1776 cuando Carlos III obliga a los hijos menores de 25 años a aceptar la decisión paterna sobre el hecho de casarse.El estilo de Moratín tiene el poder de arrancarnos una sonrisa en más de una ocasión. El autor saca en todo momento su lado más cómico, aunque eso sí, nunca deja de penetrar en los problemas más controvertidos de la época. Por otro lado, el diálogo tiene un papel muy significativo en esta obra. Casi toda la acción se nos presenta a través de éste. Además, las grandes soluciones de los conflictos que se nos exhiben vendrán a partir del diálogo.El lenguaje se puede calificar de moderno, ya que tampoco dista mucho del castellano actual y se entiende todo sin ningún problema. Además éste tiene una fuerza dramática muy considerable. Luego, cada personaje tiene su propia habla, quedando así perfectamente caracterizado.A modo de conclusión, “El sí de las niñas” puede considerarse, en cierto modo, como una biografía del propio Moratín. Y es que a él mismo, cuando era un muchacho, le tocó vivir un caso muy parecido al relatado en el libro. Así, de joven se enamoró de Sabina Conti, la cual tuvo que contraer matrimonio con su primo hermano, el autor Gianbattistta Conti, que rondaba la cuarentena. Esta vivencia, que indudablemente marcó a Moratín está muy bien desarrollada en “El sí de las niñas” y en “La niña y el viejo”.Terminaremos, finalmente con un famoso fragmento de la obra: “Paquita hermosa, (la abraza) recibe los primeros abrazos de tu nuevo padre… No temo ya la soledad terrible que amenaza mi vejez… Vosotros (tomando de las manos a Paquita y don Carlos) seréis delicia de mi corazón; y el primer fruto de vuestro amor… sí, hijos, aquél…, no hay remedio, aquél es para mí. Y cuando le acaricie en mis brazos, podré decir: a mí me debe su existencia este niño inocente; si sus padres viven, si son felices, yo he sido la causa”. Sin lugar a dudas una gran obra de la literatura.

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